Desde el momento que cogemos la copa y olemos los matices del albariño, nos transportamos a través de los cuidados y la atención recibida durante las diferentes etapas de la vid.
Es entonces cuando nos damos cuenta de la importancia que tiene el trabajo de todo un año bajo los viñedos. Un trabajo de planificación, conocimiento, esfuerzo y mucho mimo que se traduce en la recogida de esta dorada uva.
Hoy nos gustaría compartir contigo una emoción que nos acompaña desde hace más de 30 años, la emoción de ver crecer nuestros viñedos. ¿Nos acompañas?
Enero – febrero: Etapa de latencia
Amanece en el Salnés y nos encontramos con temperaturas inferiores a los 10ºC.
Nuestros viñedos nos ofrecen una estampa típica para estos meses del año, troncos desnudos, sin brotes ni crecimiento vegetativo, aparentemente inertes y cubiertos por un manto de fina bruma.
Aunque para algunos pueda parecer sorprendente que el viñedo no tenga hojas, esto no es señal de alarma. Para las vides, esta es la única forma de sobrevivir a las bajas temperaturas y a unas condiciones climáticas habitualmente desfavorables.
Durante estos meses de invierno, nuestro trabajo se basa principalmente en realizar podas regulares con el objetivo de garantizar la calidad de los frutos.
Ya que no hay dos vides iguales, le dedicamos el tiempo necesario a cada una, de esta forma las preparamos para el crecimiento de los futuros brotes y frutos.
Marzo: La vid llora
Si antes te podrías haber asustado con el paisaje, seguro que ver como la vid llora no te causa menor preocupación. Pero, tranquilo porque todo está siguiendo su cauce.
Con la llegada de marzo y el aumento de las temperaturas, la tierra se calienta y la vid, como si de algo divino se tratase, despierta de su letargo.
Una de las señales de este despertar es el lloro, un espectáculo visual donde la savia del interior, dormida durante los meses más fríos, empieza a fluir por los vasos leñosos de la vid hasta precipitarse por las extremidades cortadas en la poda.
Marzo – Abril: Etapa de brotación
Si el lloro es un indicio de que la vid está saliendo de su estado de letargo, la aparición de los brotes es la consumación de que un nuevo ciclo ha llegado.
Estamos a mediados de marzo y el sol luce en todo su esplendor sobre el Salnés. Esta cantidad de luz, junto al aumento paulatino de las temperaturas, ya superiores a los 10ºC, favorecen la aparición de unas tímidas y tempraneras yemas en nuestras vides.
Un claro indicativo de que la planta ha reactivado su sistema radicular es que estas yemas se hinchan y alargan, algo que ocurre cuando la vid empieza a absorber agua y minerales del suelo de nuevo.
Con la llegada de la brotación, en Condes de Albarei empiezan jornadas de trabajo intenso. Nuestros viticultores limpian las malas hierbas de los viñedos, empiezan a atar los sarmientos y llevan a cabo una selección de los que crecerán con el objetivo de producir nuevos sarmientos y racimos.
Abril: Etapa de foliación
La primavera se afianza en el mes de abril y las primeras hojas tiñen de un color verde puro nuestros viñedos.
¿Recuerdas la poda que hicimos hace un par de meses? Pues los brotes que ahora vemos están saliendo de las yemas que dejamos en la poda.
Estamos en uno de los momentos más delicados del ciclo. Los brotes son tiernos y muy sensibles tanto a los cambios bruscos de temperatura, sobre todo a las heladas matinales propias de esta época del año, como a las lluvias.
El clima Atlántico de nuestra zona favorece que las temperaturas en esta época del año no sufran fuertes descensos. No obstante, las lluvias son típicas y por ello realizamos trabajos de cuidado y mantenimiento de las fincas.
Junio: Etapa de floración y cuajado de los frutos
Como si de algo divino se tratase, la vid empieza a dar los primeros síntomas de floración y con ella, empezamos a hacernos una idea de cuándo podremos empezar a cosechar sus frutos.
Estamos en junio, una de las etapas de la vid más bonitas, el calor se empieza a notar y las horas de luz han llegado a su umbral máximo. Nuestro viñedo lo agradece brindándonos un espectáculo digno de ver, la floración.
Durante aproximadamente 20 días, unas flores de color blanco y de minúsculo tamaño se abrirán, esperando a ser polinizadas por el viento o algún insecto.
En este momento, el tiempo es clave. Las lluvias o tormentas podrían arruinar parte de la cosecha al impedir que los embriones de la flor sean polinizados.
No obstante, una vez esto suceda, el grano de la uva comenzará a desarrollarse, dando lugar a la siguiente etapa: el cuajado.
En esta etapa, que durará entre 2 y 3 semanas, las flores de la vid se convierten en el fruto dando lugar, posteriormente, al racimo de uvas.
Julio- agosto: Etapa del envero
Un verano más, nuestras uvas se van tiñendo hasta alcanzar su tonalidad final, concediendo a nuestros ojos un deleite visual.
El envero es un momento muy importante ya que con él comienza la cuenta atrás para la vendimia.
Durante esta etapa las uvas cambian de color hasta alcanzar la maduración, pasando de un color verde puro a unas tonalidades más amarillas pálidas.
Este también es un momento crítico para la bodega ya que realizamos las primeras estimaciones de la producción futura de nuestra cosecha.
Septiembre – octubre: La vendimia
Llegan días de mucho trabajo al Salnés.
Nuestros viticultores, bodegueros y técnicos colaboran codo con codo para que todo esté apunto.
A pie de viñedo, nuestros enólogos toman muestras y las llevan a analizar para ver si se han alcanzado los niveles de azúcar, acidez y otros componentes deseados.
Posteriormente, se tomará la decisión más esperada del año, una decisión que determinará las características del vino una vez elaborado: Dar inicio a la recogida de la uva o vendimia.
En los viñedos los racimos son recogidos uno a uno, a mano, por los vendimiadores. Empiezan a retumbar el ruido de los tractores de aquí para allá. Y en la bodega se cuentan por cientos las cajas llenas de racimos cuidadosamente colocados que esperan para ser llevados al proceso de vinificación.
Sin duda, se trata de días frenéticos, pero que vivimos con especial ilusión en Condes de Albarei.
Noviembre – diciembre: Etapa de reposo
El trabajo en la bodega prosigue a un ritmo elevado, pero a pie de viñedo el trabajo no es menor.
Con la llegada del otoño, las hojas empiezan a cambiar de tonalidad, mostrando colores más dorados y oscuros. Para asegurar una buena salud al viñedo, las tareas de poda continúan a lo largo de los próximos meses.
Además, se realiza de manera esporádica un abonado orgánico del suelo, así como tratamiento fitosanitario con el objetivo de asegurar una exitosa dormancia, periodo en el que el crecimiento, desarrollo y actividad física de la vid se suspende temporalmente.
Como has podido comprobar, el trabajo que llevamos a cabo en el viñedo es un complejo sistema en el que el éxito no siempre está asegurado y la incertidumbre siempre acecha en cada una de las etapas de la vid.
Sin embargo, gracias al esfuerzo y dedicación de nuestros viticultores, técnicos y enólogos podemos asegurar que Condes de Albarei te acompañe cada año. Y gracias a ti por apoyarnos y seguirnos en este viaje tan bonito que es el vino.