El vino es la bebida protagonista de muchas cenas, eventos y reuniones, pero cuando llega el momento de servirlo surgen muchas dudas. Por eso, en este post de blog te contamos las claves para convertirte en un/a experto/a a la hora de servir vino y poder disfrutar de toda su complejidad y sabor. ¡Descúbrelas!
- Qué debes tener en cuenta a la hora de servir el vino
- Los errores más comunes a la hora de servir vino
Qué debes tener en cuenta a la hora de servir el vino
- El maridaje
Antes de comenzar directamente a servir el vino, es importante escoger el adecuado según el menú que va a acompañar. Vinos blancos como los de Condes de Albarei maridan a la perfección con una amplia variedad de platos, ya que ciertos alimentos potencian el sabor y aroma del vino. Los vinos más frescos, como nuestro Enxebre, se complementan bien con pescados, mariscos o ensaladas, mientras que los vinos con más cuerpo como nuestro Carballo Galego son una excelente opción con carnes blancas, pastas o quesos.
- La copa
Una vez tenemos el vino, debemos escoger la copa adecuada para servirlo. Este paso es muy importante, ya que una copa inapropiada puede afectar a la experiencia de degustación. Las copas de vino blanco deben ser más pequeñas y delgadas que las de tinto y tienen un cáliz más corto con la boca más estrecha, para poder apreciar todos sus matices y aromas. Lo idóneo es que la copa sea de cristal fino o, en su defecto, de vidrio.
- La temperatura
La temperatura ideal para servir el vino depende del tipo del mismo. Generalmente, es preferible que los blancos se sirvan fríos, pero no excesivamente, para evitar que pierdan sabor. Se recomienda una temperatura de entre 8 y 10 grados para los vinos más frescos, como nuestro Condes de Albarei y entre 10 y 12 grados para aquellos con más cuerpo, como nuestro Albarei en Rama. Los tintos, por otro lado, se sirven del tiempo, por eso se recomienda abrir la botella unos 30 minutos antes de servirlo.
- El descorchado
A la hora de descorchar la botella es importante tener en cuenta su posición. Salvo en los espumosos, la botella no se ha de mover y debe mantenerse sobre una superficie estable, como una mesa. Cuando tengamos la botella en posición, retiramos la cápsula que cubre el corcho e introducimos un sacacorchos de calidad hasta la mitad del mismo, sin llegar al otro lado, para evitar que puedan caer restos en el vino. Se recomienda darle un pequeño giro al corcho para sacarlo más fácilmente y, tras quitarlo, limpiar el cuello de la botella para asegurarnos de que no quedan restos.
- La cantidad
Una vez descorchada la botella y elegida la copa, llega el momento de servir el vino. En la mayoría de casos y como norma general, suele llenarse un tercio de la copa, aunque esto puede variar según el tipo de vino. Los blancos espumosos o dulces pueden servirse en menor cantidad, rondando los 90 ml, para disfrutar mejor de su sabor y aroma. En cambio, los vinos blancos más complejos y corpulentos pueden servirse en mayor cantidad, hasta 180 ml, para apreciar su riqueza y complejidad. En el caso de los tintos, lo recomendable es servir hasta la mitad de la copa o incluso dos tercios, ya que estos vinos suelen necesitar más espacio para oxigenarse.
Los errores más comunes a la hora de servir el vino
- No limpiar adecuadamente la copa o el cuello de la botella. Aunque parezca muy obvio, la limpieza de las copas, así como de la botella, es primordial para evitar que el vino se contamine de otros sabores.
- Servir el vino en un vaso o no coger la copa correctamente. Si utilizamos un vaso o no cogemos la copa por el tallo, el calor de nuestras manos perjudicará la temperatura del vino.
- Llenar excesivamente la copa, hasta el borde. Al servir demasiada cantidad, no dejamos espacio para que el vino se oxigene adecuadamente.
- Echar hielo al vino. Utilizar hielo para refrescar nuestro vino hará que este pierda algunas de sus cualidades más importantes.
- No airear el vino antes de servirlo. Aunque esto cobra más importancia en los tintos, para los vinos blancos también es relevante. Servir el vino inmediatamente después de descorcharlo hará que no se liberen todos sus aromas adecuadamente.