La mujer en el sector vitivinícola: entrevistamos a nuestra enóloga Andrea Obenza

La mujer en el sector vitivinícola: entrevistamos a nuestra enóloga Andrea Obenza

Nacer en la comarca de O Morrazo es llegar a este mundo bajo la influencia del mar: la enorme influencia de un océano, el Atlántico, pero también la de estas rías tan nuestras, las Rías Baixas. La influencia amalgamada de estas aguas marca las tradiciones, la historia, la gastronomía, los vinos, la infancia.

Andrea Obenza nació en Moaña, entre mar y viñedos. En este lugar comenzaba, sin saberlo, la que sería una vida dedicada al vino. Viendo a los abuelos en la vendimia, pisando las uvas, amando el rural y la naturaleza y sintiendo la influencia de esa cultura tan ligada al vino.

Sin embargo, descubriría su pasión algunos años más tarde y en otro maravilloso lugar de la Galicia vinícola. Fue en la sinuosidad y las pendientes de la Ribeira Sacra, en su suelo, sus colores y sus aromas. En sus vides decidió abrazar definitivamente esta vocación y trasladarse a Tarragona para estudiar la licenciatura de Enología.

Pero su unión a las Rías Baixas no terminó ahí. Desde el año 2012, Andrea es enóloga en Condes de Albarei. Ella es un pilar en nuestra bodega, supervisando el proceso de elaboración, controlando la calidad del vino, dirigiendo la crianza y mucho más.

Con motivo del Día Mundial de la Mujer, hoy charlamos con Andrea para que nos hable, desde su propia experiencia, del papel de la mujer en el sector vitivinícola.

P – ¿De dónde viene tu pasión por el vino?

R – Como la mayoría de las personas que hemos nacido en el rural, el mundo de la viticultura y el vino está ligado a nuestra infancia. En mi caso, solo teníamos viñas para autoconsumo, pero entre mis recuerdos de la infancia está la vendimia y los buenos momentos de pisar las uvas en los barriles con los abuelos. Sin embargo, no es hasta que comienzo un ciclo formativo en Industrias Alimentarias, cuando descubro que lo que realmente me apasiona es este mundo: la tierra, el viñedo, imaginar cómo será ese vino, su evolución en el tiempo…

P – ¿Cuándo decidiste que querías ser enóloga?

R – El ciclo formativo de Industrias Alimentarias me permitió tomar los primeros contactos con el mundo vitivinícola, realizar alguna excursión a bodegas y prácticas en la Ribeira Sacra. Todo ello me hizo ver clara mi vocación, y es en ese momento cuando comencé a indagar acerca de los estudios necesarios para ser enóloga.

P – Eres muy joven y esto ha ido cambiando con los años, pero ¿en tu promoción erais muchas las mujeres que os preparabais para ser enológas o eras de las pocas valientes?

R – En mi caso, sí que en mi promoción de la Ingeniería Técnica Agrícola éramos muy pocas mujeres. Sin embargo, al llegar a Enología éramos mayoría mujeres, quizás un 60%. Se trataba de una carrera superior, a la que podías acceder desde otras como Farmacia, Biología, etc., que quizás suelen tener más presencia femenina.

P – ¿Podrías hablarnos del papel que, tradicionalmente, ha tenido la mujer en el sector vitivinícola y cómo ha evolucionado en los últimos años?

R – Desde mi punto de vista, en Galicia el papel de la mujer en el sector vitivinícola ha sido fundamental, ya que tradicionalmente trabajaban el campo, realizando las tareas de cuidados de la vid. De hecho, aquí no sorprende ver a una mujer de cierta edad conduciendo un tractor, pero sí que le llama la atención a la gente que viene de fuera. A lo largo de los años ese papel ha ido evolucionando, ampliándose. Ya no solo nos hacemos cargo de tareas de cuidado de la vid, sino que hemos ido adquiriendo puestos más variados y de gran responsabilidad: responsables de viticultura, bodegueras, enólogas, comerciales, sumilleres, enoturismo y marketing, dirección…

P – ¿Crees que las mujeres se interesan cada vez más por profesiones ligadas al mundo del vino?

R – Yo creo que sí; cada día somos más enólogas, bodegueras, sumilleres… Por ejemplo, en el caso del personal de prácticas de formación que viene a la bodega, cada vez se nota un mayor incremento en el porcentaje femenino.

P – ¿Consideras que el hecho de ser mujer ha supuesto un hándicap a la hora de desarrollar tu carrera profesional?

R – En mi caso particular no puedo ser objetiva, ya que mis primeras experiencias laborales como enóloga fueron siempre de la mano de grandes mujeres (enólogas, empresarias…) que apostaron por mi desarrollo profesional. Quizás comentarios externos a las empresas, pero más asociados a la juventud que al sexo… o puede que una combinación de ambos. Al principio, estos comentarios te hacían sentir insegura, o incluso dudar de tus capacidades.

P – Ahora formas parte del equipo de enólogos de Condes de Albarei. Desde dentro, ¿cómo se percibe la posición de la mujer en el sector?

R – Como comentaba anteriormente, en Rías Baixas hay mucha presencia de la mujer en el sector; muchas mujeres pioneras que han luchado para posicionarnos en una igualdad de cara a nuestro desarrollo laboral. Es por eso que puedes encontrar hoy en día mujeres en cualquier puesto del sector. Se me vienen a la cabeza mujeres que están en la dirección general de empresas, empresarias, enólogas, bodegueras, en administración, en viticultura, en laboratorio, enoturismo, marketing, comercialización…

P – ¿Crees que el creciente papel de la mujer ha propiciado cambios en el sector y ha podido influir en determinados aspectos de la producción, por ejemplo, a la hora de sacar determinados tipos de vino al mercado?

R – Yo creo que los cambios en el sector se deben a que cada vez hay más formación e información, lo que hace que podamos ser mucho mejores profesionales independientemente del sexo. Después, supongo que como en todo, hay mujeres que tienen una sensibilidad especial que aporta algo especial a los vinos, pero que no quita que no haya hombres que también puedan tener esa sensibilidad. Creo que el sacar unos u otros vinos al mercado, o más variedad en las elaboraciones, viene dado por el conocimiento más que por el sexo. El catar, catar y catar vinos de diferentes partes del mundo, el conocimiento del terreno, la variedad y las posibilidades que nos ofrecen…

P – Desde el punto de vista de los consumidores, ¿identificas diferencias entre hombres y mujeres a la hora de elegir un vino, o este no entiende de géneros?

R – Creo que sí hubo diferencias, incluso momentos en los que las mujeres prácticamente dejaron el consumo de vino. Pero eso está cambiando. Personalmente, por lo que veo en mi entorno, las mujeres tienen un mayor consumo y se arriesgan más a la hora de probar y salir de las marcas y elaboraciones habituales.

P – ¿Qué palabras dirías a las mujeres jóvenes que luchan por convertir su pasión por el vino en profesión?

R – Que luchen por sus sueños e ilusiones, y que nunca dejen que nadie les diga que no pueden conseguirlo. Que trabajen duro por lograr sus metas, pero que no lo hagan por ser mejor o peor que nadie, sino que lo hagan por ellas mismas.

P – ¿Qué crees que pueden esperar del futuro estas nuevas generaciones de enólogas?

R – Pues deseo para las futuras generaciones de enólogas que no existan las entrevistas acerca del papel que desempeña la mujer en el sector vitivinícola, que no exista el concepto vinos para hombres y vinos para mujer, etc., ya que eso será el hecho más fehaciente de que la igualdad profesional en el mundo vitivinícola se ha conseguido totalmente.

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