La copa es un elemento indispensable en la experiencia de beber vino. Su importancia es vital, ya que, si no se escoge la copa adecuada para cada tipo de vino, no será posible disfrutar de todo su potencial.
Por eso, en este post de blog te contamos todo lo que necesitas saber sobre la copa: desde por qué se sirve el vino en este recipiente, hasta cómo cuidar adecuadamente las copas que almacenas en tu hogar.
¡Sigue leyendo para descubrirlo todo!
- ¿Por qué se sirve el vino en copa?
- Partes de la copa de vino
- Cómo coger correctamente la copa de vino
- Cómo cuidar las copas de vino
¿Por qué se sirve el vino en copa?
Habitualmente, se piensa que es una simple cuestión de estética o una tradición milenaria, pero lo cierto es que la copa es un elemento necesario para poder apreciar todas las propiedades organolépticas del vino.
Concretamente, existen tres factores que hacen de este recipiente el ideal para disfrutar del vino: la forma, el tamaño y el material. Aún así, la elección de la copa ideal varía en función del vino que se vaya a servir.
En cuanto a la forma, uno de los aspectos más importantes es el diámetro de la boca (parte superior) de la copa. Un diámetro inferior al resto del cáliz permite retener y apreciar más fácilmente los aromas del vino.
El tamaño es un factor que influye directamente sobre la calidad y la intensidad de los aromas del vino, ya que esta bebida desprende sus aromas en función del espacio del que dispone en la copa. En el caso de los vinos blancos, como los albariños de Condes de Albarei, funcionan mejor las de menor tamaño.
Finalmente, en lo relativo al material, se suelen barajar dos opciones: vidrio o cristal.
Las copas de vidrio suelen ser más económicas y resistentes que las de cristal, que tienden a ser más delicadas. Su grosor no permite que se conserve la temperatura del vino y, además, dificulta la apreciación de los aromas.
Por otro lado, las copas de cristal son las preferidas por aquellas personas aficionadas al mundo del vino. Estas copas suelen ser más finas y delgadas, además de contar con una mayor transparencia. Gracias a estas características, se pueden percibir todos los aromas y matices visuales del vino, además de conservar adecuadamente su temperatura.
Partes de la copa de vino
Una vez aclarada la importancia de la copa a la hora de disfrutar de un vino, cabe distinguir las distintas partes que la conforman.
A pesar de que cada vino tiene una copa ideal, todos los tipos de copas tienen estas cuatro partes:
- La boca. Es la parte superior, la abertura de la copa. Su diámetro ayuda a que se distingan mejor o peor los aromas del vino.
- El cuerpo o cáliz. La parte central y más voluminosa, donde se vierte el vino. Su forma y tamaño puede variar en función del vino que se va a disfrutar. Es la parte fundamental de la copa en las catas y degustaciones, ya que aquí se aprecian la densidad, las tonalidades, etc.
- El tallo o fuste. Es la parte por la que se sujeta la copa para evitar el contacto de la mano con el cáliz, ya que la temperatura del vino se podría alterar.
- El pie o base. Es la parte que le ofrece estabilidad a la copa.
Cómo coger correctamente la copa de vino
Es muy habitual ver gente disfrutando de un buen vino, pero cogiendo la copa de forma errónea. Este desconocimiento sobre cómo sujetarla influye en la propia experiencia de degustación, además de en las cuestiones más sociales o protocolarias.
La manera correcta consiste en sujetar la copa por el tallo o fuste, concretamente con los dedos pulgar e índice, utilizando los demás para lograr una mayor estabilidad. Sujetarla así evita posibles manchas en el cáliz y, sobre todo, evita que el calor de las manos afecte a la temperatura del vino.
Además, esta forma de sujetar la copa permite agitar el vino más fácilmente, algo muy importante en la fase olfativa de la cata de vino.
Por otro lado, es posible ver a algunos profesionales del mundo vitivinícola, como los sumilleres, sujetando la copa por la base, pero no es lo más común. Aunque no es errónea, esta práctica puede resultar incómoda y dificulta el control sobre la copa.
Cómo cuidar las copas de vino
Como se mencionaba anteriormente, las copas de cristal son más delicadas que las de vidrio ordinario, por lo que su cuidado también es más exhaustivo.
Lo más recomendable es lavarlas con agua tibia y, en caso de necesitar detergente, que sea lo más suave posible o que esté diluido. Una gota de alcohol ayudará a eliminar las materias grasas, además de proporcionarle una mayor brillantez.
Finalmente, para el secado, se debe emplear un paño para sujetar la copa y otro para secarla. Es fundamental que sean suaves y no dejen pelusas, ni marcas de ningún tipo.