Todo amante del vino ha de conocer el concepto de “equilibrio del vino”, una de las características más apreciadas en esta bebida milenaria. Se denomina equilibrio del vino a la armonía que existe entre sus componentes fundamentales, como acidez, dulzor o taninos.
Aún así, se trata de un término muy desconocido. Por eso, en este post de blog te contamos cómo se consigue que un vino sea equilibrado, es decir, este balance idóneo entre sus características. Además, descubrirás cómo es el equilibrio en el vino blanco y qué vinos de Condes de Albarei tienen un excelente equilibrio. ¡Continúa leyendo para descubrirlo todo!
¿Qué es exactamente el equilibrio en el vino?
Se conoce por equilibrio a la sensación de unidad que se percibe cuando todos los elementos que constituyen el vino están en armonía, cada uno en su justa medida. El vino equilibrado no presenta aristas ásperas ni componentes que destacan demasiado sobre otros. En estos vinos, la acidez, el dulzor y los taninos se perciben de forma integrada y placentera para el paladar.
El equilibrio del vino comienza en el viñedo y se va perfeccionando durante el proceso de vinificación. La maduración de las uvas, la fermentación y la crianza son algunas etapas del proceso en las que el vinicultor toma decisiones cruciales que, posteriormente, afectarán a la armonía final del vino.
En la etapa de maduración es el momento en que las uvas desarrollan su dulzura natural y su nivel de acidez. Una cosecha temprana puede generar un vino muy ácido, mientras que una tardía puede dar lugar a uno demasiado dulce.
Por último, la fermentación controlada y la crianza permiten ajustar el nivel de taninos y la integración de los sabores, por lo que contribuyen al equilibrio final del vino.
Factores influyentes propios de la viña
Además del propio proceso de vinificación y las decisiones de fermentación y envejecimiento, otros factores que afectan al equilibrio son intrínsecos de la propia viña. Estos son el clima, el suelo, la variedad de uva y las prácticas de cultivo, ya que son aspesctos que influyen en los componentes del vino.
Equilibrio en los vinos blancos
Centrándonos en el terreno del vino blanco, como son los albariños de Condes de Albarei, el equilibrio en este tipo de vinos se presenta, a veces, en únicamente dos dimensiones de las mencionadas: la acidez y el dulzor. Esto se debe a que la mayoría de vinos blancos no presentan amargor. En este sentido, es más sencillo notar este equilibrio.
Desde el punto de vista del sabor, teniendo en cuenta que los blancos tienden a tener pocos taninos, el equilibrio es muy simplificado. Simplemente depende de los sabores dulces y ácidos, que deben estar en armonía. Estas dos sustancias representan la base de su estructura gustativa y son las que se deben analizar para conocer si es un vino blanco equilibrado.
Al estar desprovistos de taninos, este tipo de vinos suelen tolerar una acidez más elevada que los tintos. En algunos tipos de blancos, una pequeña cantidad de azúcar por litro basta para enmascarar una acidez que, en otros blancos más secos, podría ser excesiva. Por eso, cabe tener en cuenta que el equilibrio no depende únicamente del tipo de vino (blanco, tinto…) si no también, dentro del propio tipo de vino, su variedad y características individuales.
En cuanto a nuestros albariños, también se puede encontrar alguno con buen equilibrio, como es Albarei En Rama. En boca, este albariño es opulento, sedoso, graso, glicérico y equilibrado, con acidez integrada.
La importancia del equilibrio para los consumidores de vino
Para todo consumidor o catador de vino, el equilibrio es sinónimo de placer y calidad. Un vino equilibrado invita a seguir bebiendo, crea buenos maridajes y deja una impresión duradera y positiva.
El equilibrio en un vino no solo mejora la experiencia de beberlo, sino que también es un indicador de la maestría, el cuidado y el esfuerzo con la que fue elaborado, desde la primera etapa del ciclo de la vid.